El coaching está cada día más presente en el mundo empresarial, pese a que sus orígenes se encuentran en el mundo del deporte. Al mismo tiempo, en el sector odontológico, esta práctica está siendo cada vez más popular. En clínicas dentales, la figura del coach puede ayudar a transformar de forma positiva nuestro centro, fortaleciendo aquellas áreas que sean más débiles y ayudándonos a conocer mejor la clínica.
En este artículo, conoceremos el coaching dental, las ventajas de aplicarlo en nuestro negocio y cómo nos puede ayudar a sacar el máximo potencial en áreas tan importantes como el personal o el trato a los pacientes.
¿En qué consiste el coaching?
Lo primero que necesitamos tener claro es que nuestra clínica también es una empresa. De este modo, el dentista que sea director no es solo un médico, sino también un empresario que ha de velar por el correcto desarrollo y crecimiento de su negocio. Es aquí donde entra la figura del coach.
Este proceso ayuda a desarrollar algunas cualidades del director de la clínica. Todo esto con el objetivo de mejorar aspectos tan importantes como la comunicación interna, el trabajo en equipo o el servicio que se presta a los pacientes. Al mismo tiempo, el coach nos ayudará a conocer las áreas en las que nuestra clínica es más fuerte y aquellas que necesitan una mejora.
Además, puede ser un elemento importante para formar equipos de trabajo más fuertes y que busquen las metas que nos proponemos. Hemos de ser conscientes que se trata de un proceso largo, ya que implica a varias personas y la búsqueda constante de mejoras en los entornos de la clínica, pero el resultado final es un equipo fortalecido que atenderá mejor a nuestros pacientes.
¿Cómo nos puede ayudar un coaching dental?
El coach no nos dará soluciones rápidas, ya que se basa en la habilidad de hacer las preguntas correctas. De esta manera, el director de nuestra clínica interioriza realmente el proceso y asimila en mayor profundidad aquellos puntos que son fuertes en el negocio y aquellos que necesitan un avance.
El objetivo es preparar a las personas para conseguir los objetivos que se han marcado previamente. Por lo tanto, habilidades como la inteligencia emocional son claves para su correcto funcionamiento.
Al final del proceso, el director clínico habrá sido capaz de comprender los nuevos métodos de trabajo y los aplicará a sus tareas diarias y a los procesos de toma de decisiones que se produzcan.
Es importante destacar que el coaching dental, pese a ser un trabajo de introspección y autoconocimiento de nuestra clínica, no es una terapia. Se trata de un sendero que se sigue junto al dentista, adaptando los métodos o duraciones en función de las necesidades presentadas.
No es la solución a todo. Es un primer paso hacia el éxito
No todas nuestras inquietudes se solventarán únicamente con esta figura. El proceso realizado en nuestro negocio debe integrar a todos los miembros de la clínica, para así conseguir los objetivos que se planteen.
El coaching dental debe ser un primer paso para crear una estrategia de mejora para la clínica. A partir de ahí, debemos ser capaces de seguir los planes establecidos para que nuestro negocio crezca en su conjunto.
Al mismo tiempo, los planes que nos presente el coach serán personalizados a nuestra realidad, proporcionando soluciones para el director, el equipo o la propia clínica después de un análisis de la situación de nuestro negocio y con un seguimiento constante de los progresos.
El equipo de nuestra clínica y los pacientes deben estar en el centro de la dirección. Un proceso de coaching dental es un buen complemento para mejorar el rendimiento del negocio. Nos debe ayudar a conocer mejor nuestras fortalezas y debilidades, dando los recursos necesarios para que la dirección y el equipo lleguen a los objetivos.
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